” Bebe en muslo de miel sangre vertida. Pero ¡pronto! Que unidos, enlazados, boca rota de amor y alma mordida, el tiempo nos encuentre destrozados “.
Federico García Lorca
por Mabel Iam
El creador del vampiro
Drácula, la historia del conde vampiro, se convirtió en uno de los arquetipos favoritos de la gente.
Nació de la investigación histórica, genialidad y fértil imaginación del escritor Bram Stoker. La novela cuenta la historia de un hombre vampiro, que busca la inmortalidad física y que sólo puede vivir para siempre, si se alimenta de sangre humana. La sangre es la energía que fluye por todo el cuerpo, y le da vida.
Personas vampiros
Existen personas que energéticamente repiten este modelo de vampirismo y se alimentan de la energía emocional, sexual, física y mental de los demás. Claro está, que no se nutren directamente de la sangre del otro, como lo hacía el viejo Conde Drácula, sino que buscan sus debilidades para convertirlos en sus adeptos.
El vampiro es un arquetipo que se relaciona con la proyección interna y externa de las negaciones e inhibiciones, especialmente de todo lo que se teme y reprime de uno mismo, de la parte más instintiva. En el interior de las personalidades vampiros existe la carencia, el deseo de lo que no tiene, debido a ciertos condicionamientos sociales negativos: mal trato, desvalorización, sentimientos de rechazo, a veces hasta de sus propios padres. Podríamos imaginar que es una especie de “monstruo” insatisfecho, que habita en el interior de un ser humano, y que siempre necesita de algo externo para vivir, ya que no puede sostenerse y dar de sí mismo algo a los demás.
Todo lo que existe, se vea o no, es energía y luz. Cuando estamos bloqueados lo único que cambia es la densidad de la energía en el nivel donde se encuentra el bloqueo, el dolor o lo que nosotros llamamos enfermedad.
La energía emocional se podría comparar con la densidad del agua, la energía física con la de la tierra y la mental con la vibración energética del aire.
Cuando una persona sufre se afirma su vampiro interior y es así como la enfermedad se puede manifestar en los distintos planos en los que funciona la energía vital. Esto da lugar a la siguiente clasificación:
Vampiros físicos: son personas que se nutren de los demás, parásitos que buscan tanto el dinero como la protección concreta de los otros sin preocuparse por la forma de autoabastecerse.
Son seres dependientes, víctimas de sí mismos. En una escala mayor, según el nivel de su enfermedad, pueden llegar a ser delincuentes, estafadores, etcétera. A medida que se van identificando inconscientemente con su vampiro interior pueden cometer todo tipo de delitos, como, por ejemplo, vender drogas a los niños, provocando a través del engaño las adicciones a distintas sustancias para obtener beneficios.
Vampiros emocionales: son personas que aparentan tener carencias de afecto, pero que en realidad son imposibles de satisfacer.
La voracidad que muestran en la necesidad del otro es como un pozo interminable. Nunca están conformes, siempre desean más. Muchos son melancólicos, adictos al alcohol, a las personas, hipocondríacos. Sufren de este arquetipo vampiresco y van perdiendo poco a poco su interés por la vida, a medida que van gastando o matando simbólicamente al objeto amado o deseado.
Cuando aprecian a alguien y lo consideran ‘amigo’, se convierten en su sombra. Controlan adónde va, cómo se viste y con quién sale. Lo llaman por la mañana para saber qué planes tiene para el día y por la noche para averiguar qué ha hecho.
Demandan más que una pareja obsesiva y suponen que el otro siempre debe estar disponible para ellos. Si el amigo vigilado no aparece por algunas horas, se sienten abandonados. Y si se reúne con otras personas, creen que los está traicionando.
Los amigos absorbentes no suelen demostrar sus celos abiertamente. Prefieren utilizar frases del tipo: “Veo que eres muy amigo de Fulanito”; “Ya no nos vemos tan seguido como antes” o “Tu facilidad para entablar nuevos vínculos me sorprende”. El reproche solapado es su arma favorita.
No se dan cuenta de que la actitud que adoptan agobia y provoca rechazo. Que sus reclamos y su egoísmo hacen que los encuentros se vuelvan tediosos. Y sobre todo, no se dan cuenta de que uno (‘su amigo absorbido’) los quiere, aunque tenga un millón de amigos más.
Vampiros mentales: en la tradición budista se cree que existe un reino de espíritus malignos con un apetito devorador. Cada garganta tiene el grosor de un alfiler. Por ese motivo nunca están satisfechos. Como la sombra, tienen un hambre voraz.
Se podría comparar estos espíritus con los pensamientos negativos. Hay personas que se sienten incapacitadas para crear o pensar por sí mismas y utilizan a otras. Luego de robarles las ideas o proyectos las desechan.
Algunas tienen una percepción muy desarrollada y, de manera inconsciente, utilizan la telepatía para emitirle al receptor, futura víctima de sugestión, sus intenciones.
Esta técnica es muy común y es utilizada por los falsos maestros o gurúes. También por políticos y personas que tienen poder como para influir en la sociedad. Por supuesto que para que crezca una figura tan especial tiene que haber un campo fértil del otro lado. Quienes funcionan como seres sometidos están también enfermos del vampiro interno, pero en este caso son pasivos o receptivos a la sugestión mental de los primeros.
Vampiros mentales
Son personas que usando su mente utilizan recursos para magnetiza o hipnotizar a otros.
Sugestión mental o telepática
La ciencia puede registrar y medir las corrientes eléctricas en el cerebro. Por eso se sabe que las perturbaciones mentales y emocionales crean tormentas cerebrales cuando se excita la conciencia.
Los científicos han descubierto que las emociones intensas pueden generar más energía y proyectar pensamientos más fuertes. Hay una ley que dice que “la energía sigue al pensamiento”.
Los impulsos nerviosos en el cerebro son procesos eléctricos y químicos. Según un antiguo dicho: “Cuando el espíritu me mueva, lo haré“, pues la energía seguirá a ese pensamiento, los átomos enviarán los impulsos y a éstos les seguirán el deseo y la acción.
Nuestras células contienen ondas de luz. Estas envían ondas eléctricas que se transforman en pensamientos. Nosotros creamos nuestra propia realidad por la manera en que pensamos.
Ahora que la ciencia ha comenzado a descubrir, por medio de la investigación de la mente y de los impulsos eléctricos del cerebro, los mecanismos del pensamiento, lo que una vez fue considerado tenebroso, es visto ahora como un fenómeno natural. Nada en el universo físico puede escapar de la penetración de un pensamiento.
La ciencia habla de inversión o repulsión de la energía física como fuerzas opuestas. Así es que hay una fuerza negativa y una fuerza positiva, siempre pulsando a través de los canales de la mente y de los átomos de energía, causando una reacción sobre las células cerebrales humanas.
Según Freud, existe un antagonismo constante en el plano psicológico que se vuelve orgánico, entre el malvado “instinto de muerte” (Thanatos) y el bondadoso “instinto de vida” (Eros), una especie de duelo entre el bien y el mal.
Basándonos en estos hechos y en las distintas necesidades y carencias del ser humano, descubrimos que un individuo con personalidad de vampiro puede influenciar mentalmente sobre otro, acosándolo, dominándolo, destruyéndolo.
” Una de las finalidades del autoconocimiento, a través de la visualización creativa o de la meditación, es crear un campo magnético cargado con energía psíquica. Con éste nos protegemos de toda energía ajena a nuestra propia naturaleza y le damos luz a nuestro ser interior.“
Una de las finalidades del autoconocimiento, a través de la visualización creativa o de la meditación, es crear un campo magnético cargado con energía psíquica. Con éste nos protegemos de toda energía ajena a nuestra propia naturaleza y le damos luz a nuestro ser interior.
El pensamiento real es un proceso de contacto, asimilación y creatividad. A través del procedimiento pensante, el alma humana asimila las Leyes de la Naturaleza.
El verdadero pensamiento está sincronizado para armonizar la mente con la creación en su totalidad. Uno de los objetivos de este libro es, justamente, brindar claves para desarrollar todos los potenciales internos, para mejorar en nuestra relación con nosotros mismos y con los otros, logrando:
* Una aptitud positiva para comunicarse con los demás.
* Actitud de cooperación y servicio.
* Apertura para acrecentar los puntos de vista y alcanzar conclusiones sintetizadoras y más reales.
* Capacidad para superar los obstáculos que, de diversas formas, tratan de impedir la creatividad.
* Descubrimiento de nuevos modos de establecer relaciones humanas.
* Fuerza interior para aniquilar la inercia, el hechizo y sus ilusiones.
* Desarrollo de la mente para llegar a la esencia y tener la facultad para ver las cosas de la manera más simple y sabia.
* Madurez para obtener flexibilidad y adaptación para encarar la vida
Sólo hay una forma de protegernos del vampiro, y es recuperando el amor a nosotros mismos y centrarnos en la luz que habita en nuestro interior, donde las sombras, no encuentran lugar donde refugiarse.